En la ocasión, la directora nacional, Sandra Quijada valoró la ampliación de los usos que se le da a la encuesta, a través de la publicación de indicadores complementarios a los tradicionales que son recomendados por la la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que permiten: “tener un análisis más completo del mercado laboral, facilitando el análisis de situaciones estructurales como el impacto de una pandemia y las brechas entre hombres y mujeres dentro y fuera del mercado laboral”, afirmó.

La exposición estuvo a cargo de Carolina San Martín, analista del subdepartamento de estadísticas continuas del trabajo, quien analizó las consideraciones generales de la subutilización de la fuerza de trabajo, así como las tendencias y presión en el mercado del trabajo.

“La propuesta de indicadores de la OIT -señaló San Martín- refleja la naturaleza de la subutilización de la fuerza de trabajo en diferentes contextos, permitiendo un análisis más completo del comportamiento del mercado laboral en situaciones de crisis, como la pandemia del COVID-19, así como facilitar el análisis estructural al dotar de contexto otros fenómenos, como el uso del tiempo o la brecha de ingresos; así como permitir un estudio comparado a nivel internacional del mercado laboral”.

Este enfoque está definido por el marco otorgado por la 19° Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo de la OIT, en la cual se plantea que el estudio y seguimiento del mercado laboral no debe ser descrito exclusivamente en base a la tasa de desocupación, y debe ser complementado con otro tipo de indicadores que permitan una mayor profundidad en la comprensión del mercado laboral. Esto pues, si bien la tasa de desocupación refleja la presión efectiva y coyuntural que existe en el mercado laboral, no considera las necesidades insatisfechas dentro de los ocupados, así como tampoco mide la vinculación marginal con el marcado laboral de quienes están fuera de la fuerza de trabajo.

En su presentación, Carolina San Martín analizó la situación en Chile desde 2018 hasta el más reciente informe de la ENE, correspondiente a mayo-junio de 2022, con la pandemia como hito determinante. “El principal impacto de la pandemia -afirmó- estuvo en el segmento con vínculo más fuerte con el mercado laboral dentro de la subutilización. En el momento más algo de la pandemia, en el trimestre móvil mayo-julio de 2020, el 35,5% de la fuerza de trabajo estuvo en alguna condición de subutilización, evidenciando una excesiva oferta de fuerza de trabajo. Esto fue particularmente evidente en las mujeres, cuya tasa de subutilización alcanzó un 39,5%”.

La charla analizó los indicadores de la subutilización por sexo, los que indican que durante el trimestre mayo-julio de 2022, un grupo importante de la fuerza de trabajo potencial son quienes declaran ser inactivos por razones familiares y de cuidados son mujeres, sumando 177.171 de un total de 188.437 personas.

En sus conclusiones, San Martín remarcó el impacto de la pandemia, tanto en la oferta como en la demanda de trabajo, por lo que no es comparable a los efectos de las crisis económicas que han sucedido hasta ahora. “Así, la tasa de desocupación, o incluso el análisis de la evolución del trabajo a jornada parcial, no son suficientes para tener el panorama completo de las consecuencias de la pandemia en el mercado laboral. La subutilización global es una medida que permite dotar de contexto estructural el análisis del indicador principal, respecto a la presión que tiene el mercado laboral y el vínculo que tiene la población en edad de trabajar con él”, finalizó.


Presentación de comité de expertos laborales