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Stefan Schweinfest: “La pandemia ha demostrado que las oficinas estadísticas deben ser líderes de los sistemas de información de sus países"

13/04/2021
El director de la División de Estadísticas de Naciones Unidas valoró la voluntad de los distintos institutos nacionales de estadísticas para encontrar juntos soluciones a los problemas derivados del COVID-19, y destacó el rol del INE de Chile en ese contexto.

Al igual que muchas instituciones en el mundo, la División de Estadísticas de Naciones Unidas (UNStats, por su sigla en inglés) ha privilegiado desde marzo de 2020 el teletrabajo para desarrollar sus funciones, como una forma de hacer frente a la pandemia por el COVID-19. Y lo que antes eran multitudinarios foros y comisiones en su sede de Nueva York, se han transformado ahora en encuentros virtuales a los que miles de especialistas se conectan. 

“Al Foro Mundial de Datos que realizamos el año pasado asistieron, en línea, cerca de diez mil expertos. Esto demuestra cuán importantes son actualmente las estadísticas y los datos para tomar decisiones basadas en la evidencia. Los políticos nos están pidiendo datos sólidos y la pandemia nos desafió a producir estadísticas de calidad en medio de grandes disrupciones”, sostiene desde la oficina que instaló en su hogar de Nueva York el director de la UNStat y máster en Economía Matemática por la Universidad de Paris, Stefan Schweinfest.

El alto funcionario de las Naciones Unidas habló de las disrupciones que implicaron adaptar metodologías de levantamiento de datos, posponer censos, invertir en mayor tecnología y privilegiar las encuestas en línea, entre otros ajustes. Y en ese contexto, destacó el rol del INE de Chile: “Me alegra que el INE Chile esté en el Bureau de la OCDE. El INE mira más allá de Chile, comparte su conocimiento y experiencia”.

¿Cuáles han sido los mayores cambios que la pandemia ha ocasionado en la producción estadística?
Uno de los primeros desafíos fue la necesidad de invertir en tecnología. Incluso en nuestra división debimos hacer una gran inversión para comprar computadores portátiles y para otorgar un acceso seguro a nuestros datos. Pero creo que eso ha sido un elemento positivo, porque apuró varios cambios; la pandemia nos empujó hacia el siglo 21.

Luego ha estado el desafío de la recolección de datos, que se vio muy afectada. El año pasado estábamos en medio de la Ronda 2020 de censos y casi todos los países que estaban en medio de un censo debieron suspender sus operaciones porque no era el momento de ir puerta por puerta recogiendo información. 

Usted ha mencionado cómo la solidaridad entre países ayudó a enfrentar estos problemas.
Sí, los países se acercaron a nosotros, nos reunimos con ellos, creamos portales en internet para compartir las experiencias y eso fue muy importante. Nuestra oficina entregó apoyo técnico sobre lo que podía hacerse. Las metodologías de algunas encuestas debieron ser ajustadas, así que publicamos documentos con recomendaciones sobre cómo conducir encuestas en línea, en aquellos lugares donde podía hacerse, y cómo utilizar datos alternativos. Hubo muchos ajustes en los procesos estadísticos y hubo mucha disrupción al principio, pero soy una persona optimista y tengo dos observaciones positivas que hacer: la comunidad estadística se juntó y trató de resolver los problemas en forma unida. Hay 193 países en Naciones Unidas y logramos facilitar este intercambio entre ellos. Los países fueron solidarios y compartimos sus experiencias y eso me tiene muy orgulloso.

El segundo impacto positivo es el que mencioné: que invertimos mucho en nuevas tecnologías y metodologías, lo que nos ayudará en el futuro cuando la crisis termine. La pandemia nos ha forzado a modernizar nuestras operaciones estadísticas. No volveremos al negocio tal y como era antes.

¿Qué problemas han tenido las oficinas estadísticas?
Junto con el Banco Mundial hicimos una encuesta y más de 100 países nos respondieron acerca de los desafíos que les impuso la pandemia. También vimos qué áreas necesitan más trabajo, en términos de afinar metodología. Los países necesitan asistencia, por ejemplo, en cómo usar la big data o cómo aprovechar los datos disponibles. Sabemos también que hay una necesidad de parte de las oficinas estadísticas de contar con mayores recursos. Continuaremos con esa encuesta para saber en qué situación estarán ellas en los próximos meses, lo que nos ayudará a transitar desde el manejo de crisis hacia un sistema estadístico que después de la crisis sea más sustentable y resiliente. Nuestra idea no es solo arreglar rápidamente problemas actuales, sino que ver cómo podemos invertir de forma inteligente, de tal manera de construir las bases para un sistema estadístico que a largo plazo sea resiliente.

¿Y las oficinas estadísticas tomaron las recomendaciones?
La comunidad estadística no solo compartió sus problemas, sino que también las soluciones que encontraron, buenas o malas, pues también es bueno saber qué no resultó bien con alguna metodología o encuesta, para que las otras oficinas no pierdan dinero y tiempo en intentar hacer algo que no funcionó en otro lugar. Creo que la comunidad estadística ha confiado en el trabajo de cada uno. En la UNStat tenemos también un comité sobre cartografía e información geoespacial y lo que hemos observado en esta crisis es la importancia de integrar los datos con el espacio. Es obvio que si quieres manejar una crisis sanitaria no necesitas solo saber cuánta gente está contagiada. Necesitas también saber dónde exactamente esas personas contagiadas están, si se encuentran concentradas en una región en particular o en una cierta área de una ciudad. Todo ello repercutirá en las políticas que se tomen. 

Con la pandemia, en muchos países los ministerios de Salud debieron aprender a trabajar mejor con las oficinas estadísticas. Estas han podido acceder a datos de otras organizaciones públicas de sus países, y antes debían pelear para conseguirlos. Antes había tensiones y eso es normal. Sin embargo, el compartir datos a nivel nacional bajo el liderazgo de las oficinas estadísticas se ha vuelto más fácil. La pregunta es cuánto de eso permanecerá una vez que la crisis haya terminado. Todo esto, la pandemia, ha demostrado que las oficinas estadísticas nacionales deben ser las líderes de los sistemas de información de sus países.

A propósito, ¿qué tan importante será incrementar el uso de los registros administrativos en la producción estadística?
El punto central de las oficinas de estadísticas es recolectar información, el microdato. Generalmente obtenemos ese microdato de los censos y de las encuestas, pero hemos aprendido que debemos modificar nuestros censos y encuestas y debemos obtener data adicional. Los registros administrativos son una fuente muy rica, son importantes, son parte de los activos de un país y todos debemos aprender a usarlos mejor, pues no solo hay una gran cantidad de datos en el sector público que se pueden aprovechar, sino que también en el sector privado. El big data. Las compañías de teléfono, por ejemplo, tienen una gran cantidad de información con la cual puedes saber cómo la gente se mueve dentro del país y era crítico saber eso en estos momentos de crisis sanitaria, para conocer cómo se iba esparciendo el virus. Va a ser interesante ver cómo se use el big data, respetando la privacidad de las personas. 

Las oficinas de estadísticas tendrán que manejar muchos más datos y deben asegurar la calidad de esa información, porque no siempre esos datos o registros administrativos son buenos y sirven. Las oficinas estadísticas deben ser las guardianas de la calidad, metodología y consistencia de esos datos.

Respecto a la calidad, ¿cómo pueden las estadísticas del año pasado y de este año seguir siendo confiables, con todas las disrupciones causadas por la pandemia? ¿Puede la gente confiar en los datos actuales?
Sí, porque somos expertos en mediciones y podemos y debemos poder decirle a la gente qué tan buenos son nuestros datos. Por eso es tan importante el concepto de los intervalos de confianza. Por ejemplo, podemos decir que dos áreas distintas tienen un número 5. En una de esas áreas podemos tener un método de medición muy preciso y, por ende, sabemos que el número real está entre 4,9 y 5,1. Pero tal vez en la otra área nuestros métodos de medición no están tan cercanos y nuestro intervalo de confianza es mucho mayor, de tal manera que sabemos que ese número 5 en realidad puede ser un número que está entre el 4,0 y el 6,0. En algunos casos ese nivel de calidad es suficiente, pero en otros casos necesitamos medidas mucho más precisas. Es decir, a veces las estimaciones aproximadas son suficientemente buenas, en especial si necesitas datos de manera rápida, como sucede con las cuentas nacionales. Pero luego se hacen varias revisiones a esas estimaciones y puede incluso tomarnos un año llegar al dato final y preciso. 

Por lo mismo, es importante comunicar (cuáles son los intervalos de confianza de cada medición). Creo que gente confiará en nuestros datos si somos honestos sobre ellos y les decimos para qué pueden o no usarlos.

Al respecto, hubo varios países -entre ellos Chile- que debieron posponer sus censos en 2020. ¿Qué problemas cree que se podrían presentar con estos operativos, siendo ellos tan importantes para los países?
Sabemos que con todas las disrupciones ocasionadas por la pandemia y los ajustes que los países debieron hacer a sus censos, los resultados vendrán con mayores intervalos de confianza. En la UNStats tenemos un grupo de trabajo para evaluar los censos y sí, creo que la calidad de los datos se verá afectada, pero si somos honestos y lo comunicamos, estoy seguro de que la credibilidad en las estadísticas oficiales incluso crecerá.

Los censos siguen siendo el operativo estadístico más importante para las oficinas de estadísticas, y habrá un impacto causado por la pandemia, pero si logramos entender eso y estimamos la calidad de ese impacto, aún podremos desarrollar estadísticas sólidas (a partir de esos censos).

Veo que, tal como lo mencionó, usted tiene una mirada optimista sobre el futuro de las estadísticas. 
Hay muchos desafíos a futuro. Recientemente tuvimos un evento que reunió a cerca de 400 profesionales jóvenes de la estadística. Y ahí ellos discutieron sobre cómo serían las estadísticas en el año 2051, qué temas serían los que marcarían la agenda. Y salieron preguntas muy importantes acerca la gobernanza de datos, de cómo estaremos integrando la inteligencia artificial en las estadísticas y cómo se deberá controlar toda esa maravillosa tecnología, acorde con una ética para los datos. Yo creo que el futuro será inteligencia artificial con supervisión humana. Y sí, soy optimista y creo que las estadísticas tienen un gran futuro.

En este contexto de pandemia, el INE Chile logró este año volver a ser parte del directorio del Comité de Estadística y Política Estadística de la OCDE. ¿Cómo evalúa el desempeño del INE?
Conozco muy bien al INE Chile, sé que es un organismo muy profesional, con muy buenos expertos y por eso me alegra que esté en el Bureau de la OCDE. El INE mira más allá de Chile, comparte su conocimiento y experiencia con los otros países de la región y viceversa y siempre ha sido muy activo, quizá por su cercanía geográfica con la Cepal. El hecho de que Chile sea uno de los pocos países latinoamericanos miembros de la OCDE y que su INE sea un integrante activo en el Comité Estadístico le da un rol de liderazgo, lo que lleva una responsabilidad asociada. 

Chile tiene el rol de ayudarnos a conectar el mundo desarrollado con el mundo en desarrollo. Ustedes tienen la experiencia de trabajar de cerca con los países desarrollados en la OCDE y, por ende, acceden a metodologías más avanzadas, que pueden compartir con los países en vías de desarrollo de la región.

No siempre se puede tomar la metodología que usan en los países desarrollados y adaptarla inmediatamente en los países con menor desarrollo. Tienes que pasar por distintas etapas y en eso el INE Chile juega un papel importante y siempre he estado agradecido de ustedes por eso.

Instituto Nacional de Estadísticas